Después de despedirse de la
vida que se fue, se reunieron en el salón.
"Tenemos que encontrar la
manera de derrotar a la Diosa Elazonia y salvar al Rey Demonio..."
Con voz áspera, Shinichi
abordó el tema... hasta que miró a su lado.
Arian se agarraba la cabeza, tendida
sobre la mesa.
"Ugh... ¿Por qué
yo...?"
"¿Qué te pasa?"
"Fui tan
insensible..."
"Oh." Shinichi
recordó sus palabras, conectando los puntos.
"¡Estoy tan feliz de que
te hayas reunido con Nozomi!"
En ese momento, Shinichi ya se
habÃa dado cuenta de que estaba vacÃa. Eso significaba que su comentario habÃa
dado un golpe fatal.
"¡Ni siquiera puedo
expresar lo mucho que lo siento!" Arian se golpeó la cabeza contra la
mesa.
"No te preocupes. Me
alegro de que te preocupes por mÃ". Shinichi intentó consolarla.
Le recordaba a cierta tonta.
Regina estaba sentada frente a
ellos.
"Futuro yerno, ¿puedo
preguntarte algo?"
"¿Qué?"
"¿Estás intentando tener
un bebé con Celes?"
"""¡¿BLERGH?!"""
"¿Hmm? ¿Qué bebé?"
Rino fue la unica que no
entendió el lenguaje obsceno. Todas las demás casi se atragantaron.
Las comisuras de la boca de
Regina se curvaron en una sonrisa.
"Parece que no. Celes
siempre ha sido todo palabrerÃa y nada de acción. Parece que nada ha
cambiado".
"¡Maestra!" Celes
golpeó la mesa con el puño.
"Ja-ja-ja. HacÃa tiempo
que no oÃa eso". Regina no parecÃa tener ninguna preocupación en el mundo.
"Y tampoco hay bebés con la señorita Arian, ¿eh? Parece que tienes una
oportunidad, Rino".
"¿Para qué?"
"Para convertirte en su
novia". Regina sonrió suavemente, acariciando el pelo de su hija.
Como se trata de Rino, imagino
que estará encantada y feliz, pensó Shinichi.
"¿La novia de
Shinichi...?" Rino enrojeció al pensarlo, retorciéndose de vergüenza.
"¿Hmm?" Estaba
confundido por su reacción.
Regina esbozó una sonrisa
bobalicona.
"Je-je-je. Parece que
alguien se ha convertido en mujer. Cuidado, Celes. Tu 'hermanita' te va a ganar
en la lÃnea de meta".
"¡Mi señora!"
"¡Ooh! ¡Asustada!",
bromeó Regina, incluso cuando Celes irradiaba magia hostil y la miraba
fijamente.
ParecÃa no tener intención de
cerrar la boca, porque a continuación dirigió su atención a la héroe pelirroja.
"Usted también, señorita
Arian".
"¿Qué?"
"Sólo digo que me pongo
del lado de mi hija y alumna. No me interpondré en su camino, pero voy a poner
mi apoyo en ellas".
"...Soy consciente."
Esto significaba la guerra. Sus
miradas parecÃan puñales.
Shinichi intervino, con el
estómago dolorido. "¿PodrÃamos pasar al asunto que nos ocupa?"
"Oh, lo siento. SerÃa de
mal gusto planear una boda sin el padre de la novia. Salvemos a mi marido".
"Ja-ja..." Shinichi
soltó una risa seca.
Regina aprovechaba todas las
oportunidades para empujarle a casarse con su hija.
Voy a fingir que esto es una
broma para animar a Arian y calmarse...
Era difÃcil leer sus
verdaderas intenciones con al ver que su sonrisa era la misma siempre.
Me la imagino haciéndole pasar
un mal rato al Rey Demonio. Shinichi suspiró, adivinando que el Rey
Demonio se habÃa convertido en un padre autoritario porque Regina era una madre
desinhibida.
"Busquemos en estos para
averiguar la identidad y la ubicación de la Diosa".
Shinichi alineó cuatro
volúmenes recuperados de la Tumba de los Elfos.
"Como he dicho, tiene que
haber alguna conexión entre Elazonia y la antigua civilización. Creo que esta
podrÃa ser nuestra mejor pista".
HabÃan tenido que arrasar el
lugar sagrado para derrotar al fantasma maligno y habÃan perdido cuatro libros
en posesión de Fey.
"Leamos cada uno un
libro". Shinchi pasó los libros a Rino, Celes y Regina, ya que podÃan
utilizar la magia de traducción.
"Estos hechizos me duelen
la cabeza, pero haré lo que pueda", dijo Rino.
"Cualquier cosa para
salvar a Su Alteza".
"Tengo que admitir que
siento curiosidad por esta antigua civilización, totalmente alejada de Elalgo-u-otra[1]".
Lanzaron un hechizo de lectura
rápida, abriendo los volúmenes y centrándose en las historias de los antiguos
elfos.
Relegada a ser espectadora, la
cara de Arian se nubló. "Odio no poder ayudar..."
"Entonces prepáranos algo
de comer", sugirió Shinichi. "Tardaremos un rato en leer estos
libros".
"¡Está bien! ¡Lo haré
bien!" Arian volvió a ponerse de buen humor y se apresuró a buscar la
cocina.
Celes la vio partir con una
expresión sombrÃa. "Cualquier cosa que se cocine en este mundo
será..."
"No más parbegut...
por favor...", gimió Rino.
HabÃan desarrollado un gusto
por la comida humana.
Regina suspiró con
frustración. "Es sólo comida. No hagas un berrinche".
"Sólo porque Mi Señora no
tiene gusto".
"¡SÃ! Es que no
distingues lo bueno de lo malo".
Regina se apresuró a refutar
sus airadas afirmaciones.
"¡Que groseras! ¡Yo tengo
gusto! Como... ¡los huevos de sapo gigantes crudos! ¡Bajan suavemente! ¡Mmm!
¡Yum!"
""Eww"".
"¡Dejen de mirarme con
lástima!" La Princesa Azul de la Guerra se enfadó cuando la miraron con
decepción.
Shinichi no pudo evitar
sonreÃr. "Recuerdo que me dijiste que tu madre no tenÃa gusto".
"¡SÃ! Por eso Celes
cocina todo el tiempo. Nunca ha hecho nada por sà misma". Rino hizo un
mohÃn.
"¡Sólo porque rechazaste
mi comida que la hice con toda mi alma!"
"Es un abuso infantil
obligar a un niño de cuatro años a comer hÃgado de gorajug asado",
replicó Celes.
Shinichi no estaba
familiarizado con el monstruo, pero tenÃa la sensación de que era asqueroso.
Acarició la cabeza de Rino e intentó consolarla.
"Tienes el aspecto de tu
madre y los gustos de tu padre".
El Rey Demonio no parecÃa
tener grandes preferencias, ya que sólo consumÃa alimentos para ganar masa,
pero incluso él habÃa desarrollado una afición por la carne de cabra y la
cerveza.
Rino abrió los ojos.
"Nadie me ha dicho nunca que soy como papá".
De piel clara y pelo negro,
era la pequeña hija de un gigante azul. Todos decÃan que no se parecÃa en nada
a él.
"Eso harÃa saltar de
alegrÃa a Su Alteza", dijo Celes.
"Volvamos a la lectura──para
poder volver a verlo", instó Regina.
Volvieron a centrar su
atención en sus libros, haciendo algún que otro descanso para picotear la
comida de Arian. Pasaron horas hasta que Shinichi terminó su volumen. Dejó
escapar un pesado suspiro.
"No tengo nada. Ni una
sola mención a Elazonia".
Mitos y Religiones del Mundo.
HabÃa pensado que éste le proporcionarÃa algunas pistas. Era una enciclopedia
de todas las religiones de la civilización antigua y sus mitos.
"No profundiza en las
religiones locales, pero cubre la mayorÃa de las cosas principales..."
Los mitos griegos afirmaban
que el universo habÃa nacido del caos. Las leyendas japonesas decÃan que dos
dioses ── un hermano y una hermana ── se habÃan unido para crear la tierra y el
mar.
Incluso en un reino mágico, la
imaginación humana seguÃa siendo la misma. Era interesante desde el punto de
vista académico. De hecho, estaba deseando volver a leer el texto.
Sin embargo, incluso cuando
escudriñaba estas pepitas de conocimiento, seguÃa sin encontrar nada.
"¿Significa eso que no
habÃa ninguna diosa antes de la calamidad?", preguntó Arian.
"...Esa es mi mejor
apuesta". Shinichi asintió, aceptando una taza de porcelana de ella y
haciendo una mueca mientras bebÃa la asquerosa agua. "Incluso consideré la
posibilidad de que su nombre cambiara a lo largo de la historia".
Zeus en los mitos griegos se
habÃa convertido en Iuppiter en latÃn y Júpiter en inglés. No serÃa
sorprendente que el nombre de Elazonia se hubiera transformado con el paso de
los años.
"Busqué en el libro
"la diosa de la luz", "la más alta entre los dioses",
"la recolectora de dioses buenos", incluso el "sÃmbolo del
sol". Y... nada".
Incluso en un mundo mágico que
salvaba la brecha fÃsica entre géneros, los hombres eran considerados fuertes y
las mujeres débiles, ya que estas últimas debÃan tomarse licencias para tener
hijos.
Los mitos y religiones del
mundo antiguo tendÃan a inclinarse fuertemente hacia los hombres. La deidad
principal, conocida como el dios del sol, era masculina. Su esposa, la diosa de
la luna, era femenina.
"No se menciona a una
diosa de la luz en este libro, y mucho menos a la 'Diosa Elazonia'. Creo que es
seguro asumir que ella no existÃa en el mundo antiguo".
Eso no explicaba su conexión
con la antigua civilización.
"¿Hay un Dios en este
mundo?"
Según la enciclopedia, sus
"dioses" eran existencias sobrenaturales que caminaban entre los
mortales. Se habÃan aparecido ante sus seguidores para impartir sus enseñanzas
o realizar milagros para salvar a la gente del peligro, pero sus historias no
podÃan probarse cientÃficamente.
"Sé que te he preguntado
antes, Arian, pero no conoces otros dioses y espÃritus que no sean Elazonia,
¿verdad?"
"SÃ. Y nunca he conocido
a nadie que haya visto uno".
"Lo que significa que los
dioses no adoptan formas corpóreas en este mundo".
Shinichi sabÃa que Elazonia
existÃa. HabÃan sido atacados por ella.
"Eso demuestra que no es
un dios".
"...Tienes razón".
Arian torció la cara.
No le sentaba bien insultar a
la que la convirtió en una heroÃna y a la que una vez adoró.
Sin embargo, la Diosa habÃa
hecho sufrir a suficiente gente como para que Arian le perdiera todo el
respeto.
"Un dios de verdad nunca
harÃa algo tan terrible".
"Bueno, eso no es
necesariamente cierto..."
Shinichi sabÃa que los
"dioses" de la Tierra hacÃan las cosas más escandalosas ── regalar
una caja que contenÃa todos los males del mundo o aniquilar a toda la humanidad
con una inundación masiva.
"Como mÃnimo, sabemos que
Elazonia no es la creadora del universo", concluyó.
"Si tuviera tanto poder,
no tendrÃa que tomar a Rino como rehén para amenazar al Rey Demonio".
Su fuerza tenÃa un lÃmite.
Aunque superara al grupo de Shinichi, no era omnipotente. Eso les daba formas
de contraatacar.
"Supongo que es una
pista. ¿Has encontrado algo, Celes?" Shinichi miró hacia ella.
Ella cerró su libro y negó con
la cabeza, con las cejas juntas.
"Nada. Dicho esto, este
libro es desconcertante. No he podido entender la mayor parte".
"Tiene sentido".
Ya se lo esperaba. Tomó el
libro de ella: Informe de las contramedidas contra el asteroide Diablo,
una detallada colección de predicciones sobre el asteroide y formas de
sobrevivir a los desastres resultantes. DebÃa de estar escrito por un experto,
porque estaba repleto de relatos técnicos, lo que lo hacÃa indigerible para el
común de los mortales, y mucho menos para un demonio.
"Enumera fórmulas para
predecir el impacto del asteroide en función de su ángulo y velocidad. Eso les
ayudó a hacer los cálculos del búnker subterráneo. Esto es lo mÃo. Ya veo por
qué te resulta difÃcil".
Sus cejas se fruncieron.
"...¿Intentas hacerme enojar?"
Haciendo una reverencia,
Shinichi le dio unos caramelos a modo de disculpa.
"Eras la única a la que
podÃa asignar este libro".
PasarÃa por encima de la
cabeza de Rino. Y Regina no tenÃa conocimientos cientÃficos.
Celes habÃa pasado bastante
tiempo con Shinichi escuchando sus explicaciones cientÃficas, por lo que era la
más adecuada para esta tarea. Pasó el caramelo por la lengua, tratando de
parecer estoica de nuevo.
"¿PodrÃas repetir la
primera parte?"
"¿Eh? ¿Eres la única?"
"Con un poco más de
emoción".
"¡Eres la única!"
"Eso será
suficiente". Sus orejas se movieron ante la confesión.
"...¿Soy yo o te has
ablandado?"
"¿Prefieres cuando soy
mala contigo? Parece que eres tan pervertido como cierto elfo de la luz.
¡Cerdo!"
"¡No es que quiera que
seas una sádica!"
Después de su charla normal,
Shinichi volvió su mirada a los libros. De lo contrario, Arian exigirÃa
escuchar dulces palabras de él más tarde. PodÃa sentir sus celos al mirarlas.
"Sólo he hojeado el
libro, pero no encuentro nada más que datos cientÃficos y fórmulas. No me
imagino que hable de Elazonia".
"Sà lo leà de cabo a
rabo, aunque no lo entendà todo. No se mencionaba el nombre de la diosa".
Celes asintió, extendiendo la mano para pasar una página. "Pero quizá
quieras leer esto".
Le mostró un dibujo detallado
de algo parecido a un ataúd ── el diseño del equipo de hibernación de la Tumba
de los Elfos.
"Adivinaste que los
cuerpos fueron restaurados con Resurrection, pero no entendiste cómo
recuperaron el alma. El sistema se describe aquÃ".
"¡¿En serio?!"
Repasó el texto, pero era como
mirar a través de la niebla.
"¿Para resolver el error
de ego encontrado en la conversión de maná de la red neural, las moléculas conductoras
de la magia se colocan en una estructura de rejilla cúbica...? No lo
entiendo".
"Yo tampoco pude
analizarlo..." Celes suspiró.
"Me duele la
cabeza", ofreció Arian con una sonrisa torcida.
El hechizo de traducción les
permitÃa leer palabras antiguas, pero se quedaba con frases que no tenÃan
equivalente en el lenguaje moderno. Era como si no hubiera una traducción al
japonés para el parbegut. El texto era todo jerga. PodÃan leer las
palabras y aun asà no tener idea del significado.
"Creo que tengo una idea
general", admitió Shinichi.
"¿De verdad?"
"Pero no los
detalles". No parecÃa muy seguro. "Dice que convirtieron los
recuerdos en datos y los guardaron en un conductor mágico especializado".
Era más fácil pensar en ello
como una versión mágica de los ciber-cerebros de la ciencia ficción. No se
sorprendió demasiado, ya que esa habÃa sido su suposición tras observar a los
héroes.
"Requiere una comprensión
de la fisiologÃa, la ingenierÃa y la 'magiologia'".
"¿Cuál es la
última?"
"Basándome en la palabra,
supongo que es la unión entre la magia y la ciencia".
Este campo combinado dio lugar
a las armas mágicas de los gólems guardias y a las cámaras de hibernación
artificiales.
"Eso suena
increÃble", dijo Arian, impresionada por la idea.
La expresión de Shinichi se
agrió. "Sin duda. Pero creo que sólo puede ser utilizada por un usuario de
magia..."
Como la ciencia no
discriminaba a la gente sin magia, Shinichi habÃa enseñado al Reino de Tigris
la potencia de las armas. Sin ella, no tenÃan forma de enfrentarse a los
sacerdotes, héroes, demonios o monstruos de la Diosa. La raÃz del problema era
esta diferencia fundamental de poder.
"No creo que podamos
eliminar esta disparidad, ya que la Tierra también era asÃ..."
...Aunque los avances
cientÃficos reducirÃan la brecha.
"Pero la magiologÃa serÃa
una gran ayuda para los usuarios de la magia. Da miedo pensar que estas
disparidades podrÃan ser exponenciales".
Shinichi no estaba
intrÃnsecamente en contra de la magiologÃa. De hecho, planeaba darle este libro
al dvergr para que empezara a investigar más. Dicho esto, sin la ciencia, la
jerarquÃa de poder llegarÃa a nuevos extremos.
"No sé si es necesario
aspirar a la democracia total en un mundo mágico".
"No entendà nada de eso".
Celes sonó molesta.
"Lo explicaré en detalle
más tarde".
Shinichi estaba a punto de
cerrar el libro ya que no parecÃa tener ninguna otra información valiosa, pero
una cosa le llamó la atención.
¿La doctora Elen Qunel?
La diseñadora de las cámaras
de hibernación artificial. Un genio de la magia que, al parecer, habÃa hecho otros
muchos grandes descubrimientos. Según los agradecimientos, Elen les habÃa dado
esperanzas para el futuro.
Elen, ¿eh? PodrÃa ser un
nombre de hombre...
La primera sÃlaba era la misma
que la de su enemigo jurado.
Tal vez estaba de los nervios
por culpa de Nozomi.
Se obligó a sonreÃr.
"Futuro yerno",
llamó Regina. "He terminado de leer. Desgraciadamente, no vi ninguna
mención a El-algo-u-otro".
"¿Tienes algo en contra
de aprender el nombre de Elazonia?"
"SÃ."
Regina le entregó Historia
del Mundo.
"Es una lectura
interesante. Guerra tras guerra tras guerra. Al parecer, los antiguos no tenÃan
suficiente, como los demonios".
"SÃ, bueno, la historia
de los humanos es un cuento de guerra tras guerra".
Obviamente, los historiadores
querÃan dejar constancia de los grandes acontecimientos en lugar de centrarse
en los tiempos de paz. Shinichi abrió el libro y escaneó el Ãndice para hacerse
una idea general de los acontecimientos históricos.
Regina se acercó. "Esta
guerra fue interesante".
Pasó a la segunda mitad del
libro y señaló una sección en la que se detallaba el catalizador de una guerra
mundial. Un error de cierto paÃs habÃa desencadenado una batalla que involucraba
al supercontinente.
"8 de junio de 1703. La
República de Sentel invadió el territorio de Black Proxy-¡Espera! ¿El
Proxy?"
"¿Sabes lo que es?"
Celes preguntó a Shinichi.
"Pues no. Pero se
mencionaba en otro libro". Sacudió la cabeza, abriendo Mitos y
Religiones del Mundo. "Mira. 'En los últimos años, el mundo ha visto
un aumento de las iglesias que rinden culto a los Proxies. Sus principales
seguidores han sido vÃctimas de ondas mágicas".
"Huh".
"¿Qué es una vÃctima de
las ondas mágicas?", preguntó Arian.
"No lo sé". Volvió a
sacudir la cabeza.
Maldijo a los antiguos elfos
por no haber dejado algo como el Diccionario L ── ngman[2].
"Me pregunto si el Proxy
era un individuo, si son objetos de culto. ¿Por qué un individuo irÃa a la
guerra contra un paÃs?"
"¿Qué hay de extraño en
eso?" preguntó Regina.
"Oh, sÃ. Claro".
La Princesa Azul de la Guerra
era un individuo que harÃa la guerra contra un paÃs entero.
"Esto dice que la
República de Sentel envió a todo su ejército a luchar contra el Black Proxy, pero
perdieron... Espera. ¿Qué?"
"¡Ja-ja-ja! ¿No te
emociona eso?" Regina rompió a sonreÃr. "Según tus descubrimientos,
los antiguos comprendÃan la ciencia y la magia, lo que los hacÃa muy poderosos.
¿Una sola persona que pudiera enfrentarse a todo un ejército? Me encantarÃa
luchar contra ellos".
"Esto es de hace miles de
años, mi señora".
Aunque su identidad seguÃa sin
estar clara, debÃan de haber fallecido de viejos.
Shinichi se sentó cerca con la
barbilla sobre la mano, perdido en sus pensamientos.
Un "Proxy", ¿eh?
Actuando en nombre de otra cosa. ¿Qué podrÃa ser? ¿Por qué me resulta familiar?
¿Dónde he oÃdo hablar de alguien que mande a todo un ejército...?
Estaba empezando a pensar en
usar Search para refrescar su memoria cuando Rino finalmente cerró su
libro.
"Vaya, ha sido
divertido".
"¿De qué se
trataba?", preguntó Arian, entregándole a Rino un vaso de agua.
Ella tomó un sorbo antes de
abrir el libro de nuevo para mostrarles dibujos de animales.
"¡Mira los perritos y los
pececitos y otras cosas!"
"Enciclopedia
ilustrada de animales", leyó Shinichi en voz alta con una sonrisa.
Los antiguos debÃan de haber
previsto la extinción de estos animales tras el asteroide y habÃan reunido sus
imágenes para llevar un registro.
Shinichi dejó que Rino tomara
este porque habÃa supuesto que no habrÃa ninguna conexión con Elazonia y la mantendrÃa
entretenida con las imágenes.
"¡Realmente quiero ver
este gatito arco iris!" Rino le mostro la imagen de un gato psicodélico.
"Uh. Creo que es
asqueroso..." Arian pareció alejarse.
Shinichi la hizo volver a la
realidad. "Dice que está en peligro de extinción. Imagino que ya está
extinguido".
Rino hizo un mohÃn antes de
volver a pasar las páginas. "Y hay un camaleón transparente y serpientes
voladoras... y dragones".
"¡¿Qué?!" exclamó
Shinichi.
"¡¿Qué has dicho?!"
Preguntó Regina al mismo tiempo.
Arian se quedó sin palabras.
"¿Sobre... mi... padre...?
"Oh, es cierto. Es tu
padre", dijo Rino, reflexionando sobre su insensible comentario.
Hojeó el libro y encontró la
imagen de un enorme cuerpo cubierto de escamas rojas y brillantes, con alas de
membrana que brotaban de su espalda. La cabeza estaba salpicada de cuernos. Su
gran boca estaba llena de filas de colmillos. Era- un dragón perfecto.
Shinichi leyó la descripción
que aparecÃa bajo la imagen y abrió los ojos con sorpresa.
"'Nombre cientÃfico: ¡¿Proxy
rojo?! ¡¿Los dragones y los Proxys son lo mismo?!"
Según la nota, dragón era el
nombre común. Proxy era el nombre cientÃfico formal en la escritura
académica.
Tuvo una sensación de de ja
vu.
"Lo que significa que el
Proxy Negro es el Dragón Negro en el registro sobre un ejército entero
atacando..."
"...Es lo mismo que las
leyendas que se cuentan en el mundo de los demonios".
Celes tenÃa los ojos muy
abiertos, recordando algo de antes.
Ella le habÃa contado a
Shinichi esta fábula en la Catedral de la Diosa cuando habÃan visto el cuadro
del Dios del Mal y el Dragón del Mal. El Rey Demonio Negro habÃa dirigido un
ejército para atacar al Dragón Negro, pero habÃan huido antes de infligirle una
sola herida. El cuento terminaba con el rey reflexionando sobre su ego. Eso
debÃa estar basado en el hecho real instigado por la República de Sentel.
"Nuestro querido Dragón
Negro. Obviamente, ¡ningún ejército humano podrÃa igualarlo!" Regina lo
hizo sonar como una victoria, como alguien que alienta a su atleta favorito.
"¡Oh! ¡Conozco esa
historia!" Rino aplaudió. HabÃa estado tan concentrada en la lectura que
no se habÃa dado cuenta de la conexión.
"Si están en los libros
de historia y en las enciclopedias, eso significa que los dragones existen de
verdad".
Shinichi nunca habÃa dudado de
que el padre de Arian fuera un dragón, pero le entusiasmaba encontrar pruebas
concretas.
Cogió el libro de Rino y hojeó
cuidadosamente las páginas, encontrando un mapa con cinco puntos rojos. Se
sintió como si le hubieran dado una descarga electrica.
"Este es un mapa que
localiza a los dragones..."
"¡Dame!" Regina
examinó el mapa, con la mirada perdida, antes de carcajearse. "¡Ja-ja-ja!
Si voy allÃ, ¡por fin podré tener una pelea de verdad!"
"Mi señora, entiendo su
entusiasmo. Pero centrémonos en Su Alteza". Celes agarró los hombros de
Regina, impidiéndole salir corriendo.
Shinichi parecÃa tan cansado
como Celes. "Hicieron este mapa antes de que el supercontinente se
partiera en tres. No hay garantÃa de que los dragones sigan allÃ".
ParecÃa que el Dragón Negro
habÃa estado en el centro del supercontinente, aunque las leyendas de los
demonios afirmaban que estaba durmiendo en algún lugar bajo tierra.
"¿Eh? Bien... Pero
podemos averiguarlo si vamos allÃ". Los hombros de Regina se desplomaron,
aunque se recompuso rápidamente.
Shinichi asintió. "Ahora
sabemos que los dragones... son testigos vivos de la antigua civilización. No
podemos dejar pasar esta oportunidad".
Los cuatro libros les dieron
una mejor imagen de Elazonia, aunque estaba lejos de ser completa. No tenÃan
pistas sobre su identidad o ubicación. Sin embargo, tenÃan la esperanza de que
los dragones tuvieran respuestas, ya que eran adorados como dioses.
Shinichi habÃa tenido un
indicio de que esto era cierto por sus conversaciones con el Rey Demonio y
Sanctina. Después de todo este tiempo, por fin tenÃa una pista.
"No puedo decir nada de
los otros dragones, pero el Dragón Rojo deberÃa estar en el continente de
Uropeh". Shinichi sacó un mapa actual, comparándolo con el antiguo.
"Parece que las cosas han cambiado desde la división del supercontinente.
Las costas parecen diferentes, pero imagino que las montañas del interior mapa
han conservado su forma".
Giró el mapa, tratando de
encontrar algo que coincidiera. ParecÃa que la parte noreste del supercontinente
se habÃa convertido en el moderno Uropeh.
"Si esto es correcto, el
Dragón Rojo deberÃa estar aquÃ". Señaló al norte de la Ciudad Santa,
pasando por una escarpada cordillera, hasta la parte más septentrional del
continente. Era una tierra vacÃa y sin desarrollar en el mapa moderno.
"...PodrÃa estar
allÃ". Arian asintió, tocando las escamas de su garganta.
"¿Sabes algo de este
lugar?"
"Tiene una reputación
terrible". Ella sonrió, señalando al sur con su dedo. "El Campo de
Trabajo de Mouse está aquÃ. Al norte está la zona restringida. Nadie puede
entrar allÃ".
"Suena peligroso. ¿Hay
alguna razón para el nombre?"
"Es demasiado frÃo para
que alguien lo habite. Pero la verdadera razón es que está plagado de
monstruos". Continuó con un diluvio de detalles, adelantando que todo eran
rumores.
"Las Montañas Matteral se
extienden desde el Tigris hasta Mouse, de oeste a noreste. Las montañas actúan
como una tapa, conteniendo a los monstruos en las zonas deshabitadas. La cosa
se pone fea en cuanto se cruza la frontera".
Era una "zona
mágica", una región de pesadilla sin un solo animal normal, donde
acechaban los monstruos malignos.
"He oÃdo historias sobre
héroes que son derrotados al instante por plantas devoradoras de hombres, lobos
de dos cabezas y limos venenosos".
"Suena como el mundo de
los demonios", comentó Celes.
"......"
Shinichi se puso a pensar.
Algo en su observación le estaba haciendo trabajar el cerebro.
Mientras tanto, los ojos de
Regina brillaban de alegrÃa. "¿Hmm? Parece divertido. Debo habermelo
perdido".
"Asà es. Visitaste el
mundo humano una vez. ¿Por qué no fuiste?"
"Odio el frÃo. Viajé a
las zonas más cálidas". Señaló la costa del sur del continente, lejos de
la zona restringida del norte.
"Me topé con una aldea
humana al azar y pregunté por su criatura más poderosa. Me hablaron de un pez
enorme llamado ballena. Desafié a una, pero murió por una Thunder Javelin.
¡Una! Estaba tan decepcionada".
"SÃ, bueno, se basaban en
los estándares humanos..."
Pobre ballena. Ser atacado por
la Princesa Azul de la Guerra no era una broma. Ella era un acorazado.
Shinichi cambió el tema de
nuevo. "Una zona restringida rebosante de monstruos, ¿eh? Suena como un
lugar perfecto para que un dragón se esconda de los testigos".
No podÃa garantizar que el
Dragón Rojo estuviera inmóvil. El Dragón Negro seguro que no lo estaba.
Sin embargo, sabÃan que habÃa
estado en Uropeh hace diecisiete años──cuando la madre de Arian estaba
embarazada.
Se estaban aferrando a la
punta de un hilo, pero no tenÃan otra pista. TenÃan que ir a por todo.
"...Arian". Shinichi
miró a la hija del Dragón Rojo.
Estaba tratando de conseguir
el permiso para explotar su relación si se llegaba al final. HabÃa algo dulce
en él tratando de obtener su aprobación; era una de las razones por las que
ella se sentÃa atraÃda por él.
"Yo también quiero hablar
con él".
Aunque habÃa renunciado a
conocerlo en esta vida, tenÃa preguntas que querÃa responder: ¿Cómo conoció a
su madre? ¿Cómo nació ella? Aunque odiara las respuestas, la verdad la ayudarÃa
a seguir adelante.
"Y ya te he dicho que
tienes mi vida, mi corazón, mi todo". Arian sonrió suavemente, dando a
entender que no necesitaba comprobarlo después de todo lo que habÃan pasado.
La miró fijamente antes de
volver a sus sentidos y mostrar su sonrisa normal.
"¡Tenemos que decirle que
la solitaria de su hija por fin ha hecho amigos!".
"Como puedes ser tan
malo..." Arian hizo un mohÃn antes de mirarlo tÃmidamente. "¿Vas a
decirle que eres mi novio?".
"¡¿Qué?! No sé nada de
eso..." Shinichi se sonrojó, quedándose en silencio.
Regina se rió ante el intercambio
de palabras.
"Je-je-je. Es una enemiga
poderosa. Ustedes dos no tienen tiempo para andar con rodeos".
"Hmph..."
"No tengo ni idea de lo
que estás hablando".
Rino se enfurruñó y Celes miró
a un lado, lo que hizo que Regina volviera a estallar en carcajadas.
[1] SB: Me olvide de decirlo pero la mama de
Rino siempre se refiere a Elazonia como Elsomething-or-other y por supuesto
pongo la traducción de eso, no se si la traducción es correcta ya que no tengo
los raws en japones
[2] SB: El Longman, es un diccionario para
estudiantes avanzados que proporciona definiciones utilizando un vocabulario
restringido, lo que ayuda a los hablantes no nativos de inglés a comprender los
significados con facilidad.