Prólogo
Mayo. Había pasado una semana
desde que terminó la Semana Dorada.
Cuando desperté en mi
habitación del apartamento, como siempre, no había nadie.
La amable hermana de la tienda
de yakisoba de la zona no estaba.
Tampoco la amiga de la
infancia que venía a jugar conmigo.
Ni los amigos con los que iba
a la escuela, ni mi familia... ahora no estaban.
Por recomendación de mi padre,
había empezado a vivir solo.
Esa era mi vida actual,
viviendo solo en la lejana capital.
“Bien, es hora de ir a la
escuela.”
Después de guardar el futón y
terminar los preparativos, salí del apartamento.
Bajé por la oxidada escalera
exterior.
Y justo en el momento en que
estaba a punto de salir hacia el camino a la escuela…
“¡Buenos días!”
De repente, alguien me abrazó
por detrás.
Esa forma de hablar tan
respetuosa, y esa voz… las recordaba bien.
Un cabello negro y hermoso,
recogido con una diadema de forma elegante.
Era pequeña, parecía incluso
una estudiante de secundaria.
Habíamos estado siempre juntos
hasta ahora.
Una chica que caminaba conmigo
hacia el futuro.
“Ah, buenos días. ¿Estuviste
esperándome a propósito?”
Ante mis palabras, la chica
mostró una sonrisa brillante, dejando ver sus dientes blancos.
Su expresión pura e inocente
hacía que sin querer se me aflojara la cara.
Oops… casi me derrito desde la
mañana.
“¡Si! Quería ir contigo a la
escuela, ¿sabes? ¡Vamos, vamos! Si no nos apuramos llegaremos tarde. ¡Let’s
go!”
La chica, vestida con el mismo
uniforme que yo, tomó mi mano y comenzó a caminar con pasos ligeros.
Entonces, desde el edificio
frente al apartamento, salió una mujer.
“Vaya, vaya, están muy
animados desde temprano. Buenos días a los dos.”
Una mujer mayor, de esas a las
que les queda bien una falda larga.
Chigusa Eriko, o como yo la
llamo, Eri-nee.
Eri-nee y yo nos conocemos
desde que éramos niños, hay siete años de diferencia entre nosotros.
De hecho, incluso tiene
experiencia dándome de beber leche con biberón cuando era pequeño, ya que era
amiga de mi madre.
Bueno… eso fue solo cuando era
un bebé, ¡pero igual!
“Sí, porque tú y yo estamos
saliendo, ¿verdad?”
La chica me muestra una
sonrisa radiante, mientras que la expresión de Eri-nee se nubla por un
momento... o al menos, eso me pareció.
Sin embargo, enseguida sonríe
con dulzura y levanta el almuerzo que sostiene en sus manos.
“¿Eh...? Bueno, ¿quieres que
lo lleve?”
“Eh... bueno, ¿cómo
decirlo...? Tal vez no sea algo malo, pero...”
Eri-nee, algo insegura,
continúa hablando con dificultad.
“Hasta hace poco, era yo quien
te preparaba el almuerzo... y me hacía muy feliz hacerlo.”
Me entregó la caja con el
almuerzo con una sonrisa un poco nostálgica.
“No, Eri-nee. Hoy yo he
preparado el almuerzo. No te preocupes de nosotros, ¿sí? Nosotros también
compartiremos el nuestro como siempre. ¡Fufu!”
Al recibir la respuesta de la
chica, Eri-nee murmuró en voz baja, “Ya veo…”, y guardó su propio almuerzo en
el bolso.
Es un poco decepcionante, pero
parece que incluso la imponente Eri-nee se siente incómoda al darle un bentou a
un chico que ya tiene novia.
“Entonces, essta hermana mayor
se ira a la universidad. Ustedes dos, no descuiden los estudios solo porque
acaban de empezar a salir, ¿bien? Es una promesa conmigo, ¿de acuerdo? ¡Nos
vemos!”
Diciendo eso, Eri-nee se
marchó. Me hubiera gustado hablar un poco más, pero no había de otra.
“Muf… ¡Eso no está bien!
¡Dejarme sola cuando soy tan linda!”
Mi novia, parada a mi lado,
infló las mejillas como si estuviera resentida, y tironeó la manga de mi
uniforme. Tan linda…
Mientras pensaba algo así,
ella entrelazó sus dedos con los míos. ¡Tomados de la mano como novios!
“Para que no me seas infiel,
voy a controlarte bien. También revisaré tu celular más tarde. Si en la carpeta
de fotos hay imágenes que no sean mías, las borraré.”
“Ese ‘borrarlas’ significa
eliminar esas fotos, ¿verdad?”
“Sí. Las haré desaparecer de
tal manera que no puedan restaurarse jamás.”
“¿De verdad no tienes otra
intención al hacerlo?”
Cuando llegamos a la escuela,
decidimos separarnos en los casilleros.
No porque estuviéramos en
clases distintas, sino porque estamos en grados diferentes. Yo estoy en segundo
año de bachillerato; ella, en primero. Es una nueva estudiante. Está bien que
tenga interés en mí, pero me gustaría que se adapte pronto a la clase.
“¡Entonces, haz lo de
siempre!”
Ella se puso frente a mí,
cerró los ojos y “se preparó”. ¿Cuál era ese “lo de siempre”?
“¡Ya! ¡El abrazo, el abrazo!
¡Hicimos la promesa de dar uno cada día!”
“...Cierto. Lo había olvidado.
Lo siento.”
La abracé con ternura, y ella
dejó escapar un suave “fuhehe” de felicidad mientras estaba entre mis brazos.
Es un tipo de risa
característica que he escuchado en alguna parte.
“Muy bien, ¡energía al ciento
por ciento! Entonces, te mandaré un mensaje en el recreo al mediodía.”
Cuando terminamos el abrazo,
ella se dirigió directamente a su aula de primero.
Yo también debía irme.
Mientras me volvía, vi que detrás de mí estaba mi amigo desde la secundaria.
Rio Hutae. Un chico con cara
linda como la de una chica (temporalmente).
“Buenos días, Rio. Ah, cierto.
¿Quieres que después de la escuela salgamos un rato?”
Cuando le hice la invitación,
Rio dudó un momento y luego negó con la cabeza.
“No… mejor no. Quiero estar
con Iku‑chan, pero pienso que ella tal
vez no quiera estar con alguien más.”
“No, no es eso. Tú y yo somos
amigos, y estamos en la misma clase.”
“Iku‑chan…”
Interrumpiendo mis palabras,
Rio se acercó con esa linda cara hacia mí.
“Tienes que tener en cuenta un
poco la posición de esa chica. Hemos pasado mucho tiempo juntos hasta ahora,
así que está bien que me dejes de lado de vez en cuando. ¿Sí?”
Cuando lo dijo con tal
determinación, ya no pude refutar más.
“Está bien… si tanto lo dices,
lo haré.”
“¡Muy bien! Ah, pero dentro
del aula voy a monopolizar el lado de Iku‑chan,
eso me lo permites ¿verdad? Ahora que Ririka‑chan
está más callada, al menos esto lo consientes, ¿no? ¿verdad?”
Mientras acariciaba
ligeramente la cabeza de Rio, que se aferraba a mi brazo, subimos las
escaleras.
Justo al lado nuestro, una
chica pasó apresuradamente caminando.
“¿Ririka?”
Mi amiga de la infancia,
Narumi Ririka — cabello rubio con mechas negras — pasó delante de nosotros.
Ella lanzó una mirada de
desprecio, y enseguida volvió la cara.
“Lo siento, Rio. Parece que
Ririka está de mal humor, así que la seguiré.”
“¿Eh? No sé muy bien, pero…
que te vaya bien.”
No tengo ni la más mínima idea
de lo que pasa. Mientras Rio me observa irme, persigo la espalda de Ririka.
Pero Ririka no se detuvo en el
segundo piso donde estaban las aulas; incluso pasó de largo los salones de
primer año y los de tercero.
“¡O-oye! ¡Ririka!”
La llamé, y ella finalmente se
detuvo en el pasillo que conduce al techo.
Como en nuestra escuela no se
puede entrar al techo sin razón especial, esto era el punto final de su paso.
“Ah, ¿Iku? ¿Qué haces aquí?
¿Me acorralas en un lugar sin gente? ¿Piensas hacer algo indecente? Pero ya
estoy preparada. ¿Me desnudo de una vez para empezar?”
Ririka giró y habló con tono
juguetón, pero su expresión estaba inexpresiva.
Llevamos mucho tiempo juntos,
así que puedo entenderlo: Ririka está muy enojada. Pero, ¿por qué?
“Esto es un pasillo, no un
escenario para shows… Bueno, esta mañana parecías estar de mal humor. Me
preocupé y vine a hablarte. ¿Pasó algo?”
Ante mis palabras, Ririka no
sonrió ni puso expresión de disgusto; simplemente mantuvo el rostro serio. Entonces….
“Pues no pasa nada, pero estoy
de mal humor. Oye, Iku. ¿Me darías un beso?”
“¿Eh? ¿Qué? ¿P-por qué?”
Por un momento pensé que
bromeaba. Seguramente por eso bajé la guardia.
Ririka tomó mi corbata desde
la raíz, y forzó su rostro cerca del mío.
“Bueno, un abrazo también está
bien. Como el que le diste a esa chica esta mañana, abrázame. Sólo toma mi
mano, entrelázala en modo ‘novios’ y susúrrame palabras de amor. Si quieres,
puedes lamer mi muslo.”
“¡E-eso no! Especialmente lo
último es de otro género, ¿sabes?”
“¿No puedes hacerlo? Eso
significa exactamente lo que dije.”
Nuestros rostros permanecieron
con cero distancia entre sí; ni separación ni contacto más allá del aliento.
Pero Ririka continuó, sin
mostrar timidez alguna.
“Tú y yo no fuimos novios. No hubo
nada. Por eso te convertiste en algo de alguien más. Y por eso estoy de mal
humor. Me hice demasiadas expectativas unilaterales… ¿entiendes, Iku?”
Ririka tiró de mi corbata otra
vez, acercándome la cara al oído, y luego —
“Te amaba, Iku. La vecina de
infancia más linda del mundo te amaba con todo su ser.”
Con esas palabras de amor
susurradas al oído, depositó algo en mi bolsillo y se fue sin mirar atrás.
Después de que su espalda, sin
volver la vista atrás, desapareciera de mi vista, saqué de mi bolsillo “eso”.
“¿Esto…? ¿El acta de
matrimonio que Ririka y yo usamos para jugar cuando éramos niños…?”
En el lado derecho de ese
papel descolorido estaba escrita la información personal de Ririka, con la
letra actual de ella.
Pero encima, con marcador rojo
grande, alguien había trazado una enorme equis.
“Cierto, ahora tengo una
‘novia’, así que no puedo casarme.”
No hacía falta que hicieras
algo así. No tienes que negar hasta nuestros recuerdos de infancia.
Quedé allí parado, atónito,
cuando sonó el timbre que indica el inicio de clases. En fin, debo ir al salón.
Después de clases.
Durante los recesos entre
clases me quedé con “ella”, y regresamos juntos a casa.
Rio se fue primero,
preocupado; Ririka salió del aula sin siquiera saludar.
Normalmente uno de los dos me
invitaba a salir, pero hoy ninguno lo hizo. Se siente un poco solitario.
“¿Qué te pasa? Estás callado
desde hace rato; ¿te duele el estómago?”
La chica que camina junto a mí
inclina la cabeza con una expresión preocupada. Parece que la hice preocupar.
No es que me duela el estómago
exactamente; si acaso me duele el corazón…
“Estoy bien. Más bien,
¿quieres ir a algún lugar después?”
“¿Eh? Dijiste que hoy íbamos a
tener una cita en casa en el almuerzo, ¿recuerdas? Dijiste que los dos nos
quedaríamos a jugar videojuegos juntos.”
¿Lo dije? Bueno, si ella lo
dice, supongo que no es mentira. Solo que lo olvidé.
Sí, simplemente lo olvidé.
Entramos al apartamento donde
ella vive conmigo, sin cerrar la puerta, y subimos a mi cuarto.
“Bueno, ¿qué juego jugamos
hoy…? ¡Uwaa!”
Al inclinarme para tomar un
juego junto al televisor, ella me abrazó por detrás, y los dos caímos sobre el
tatami de cabeza.
“Vamos, eso de ‘vamos a jugar’
era solo una excusa”
Ella, montada sobre mí, esbozó
una sonrisa seductora.
Vi sus labios suaves pintados
con lápiz labial, y mis ojos se desviaron sin darme cuenta.
“Quiero liberarte. En
concreto, quiero cruzar esa línea entre chico y chica.”
“E-eso… nosotros aún somos
estudiantes de bachillerato. Creo que eso es muy pronto… Al menos hasta las
vacaciones de invierno después de graduarnos, cuando decidamos nuestras
carreras, si salimos esa noche…”
“¿Qué es ese plan futuro tan
específico? Suena muy pervertido. Bueno, si hablamos de eso, yo también soy
pervertida. Porque esta situación me excita.”
Ella se quitó el blazer y se quedó
solo con la camisa. Desabotó el cuello de la camisa.
Después abrió uno o dos
botones más, dejando al descubierto su lindo ombligo.
“Finalmente, hemos llegado
hasta aquí. No soy una chica que no abuse de esta situación. Vale, cierra los
ojos, por favor. Me da vergüenza.”
Después de desabotonar todo,
ella se inclinó lentamente con el torso.
Si la dejaba hacer eso,
nuestros labios se tocarán completamente. El primer beso con “ella” iba a ser…
Papá dice que recuerda su
primer beso con mamá. Lo recuerda.
Dice que fue en esta
habitación donde dio ese primer beso.
De pronto, una voz resonó en
mi cabeza, y aparté sólo mi mano derecha.
Y lo que estaba frente a mí
era una toalla que la deslice instintivamente sobre mis labios.
Aun así, ella no se detuvo, y
nuestros labios, a través de esa tela, transmitían calor.
“…Fuu. ¿Eh? ¿Ocultar los
labios con una toalla… acaso te dio vergüenza de repente? Pues considera esto
un ensayo; el próximo será la definitivo—”
Pero su ofensiva no cesó, y la
toalla que usé como muro fue arrancada.
¿Por qué…? Con ella — aunque
estemos “saliendo” — con esta chica en particular, siento que no debería tener
ese beso.
“¿Papá…? ¿Qué crees que estés
haciendo? ¿Quién es esa mujer?”
No fue “ella” quien habló. De
pronto, desde la entrada vino una voz.
El modo de hablar era
parecido. La voz también era un poco parecida. Pero supe que era diferente
porque…..
La voz que me llamó “papá” fue
la voz más querida del mundo.
Giré la cara lentamente para
ver quién estaba ahí.
Era una chica que llevaba
colgando un anillo que le perteneció a mi madre, único en el mundo, muy atesorado.
Ah, claro. La chica que
siempre quise ver: mi tan querida “hija”.
Ella había presenciado la
escena del beso de papá; su luz se había apagado en sus ojos...
“...¿Quién eres tú? ¿No vas a
entrometerte en nuestro beso? No lo llames ‘papá’ tan familiarmente para
referirte a mi senpai. Es desagradable.”
Incluso ante “ella”, quien
mostraba hostilidad explícita, aquella chica sonrió con tranquilidad.
Aunque en realidad no debería
estar aquí. En un futuro distinto en algún lugar, habíamos prometido
reencontrarnos.
Las lágrimas nublaban mi
visión. No puedo. Debo verla bien. A mi familia tan importante.
“Oh? ¿No sabes quién soy…? Muy
bien, te lo diré.”
Su largo cabello brillaba
reflejando la luz solar. Su mechón desordenado se movía, igual que el mío.
Con una sonrisa preciosa, le
dijo a “ella” su nombre —
“¡Soy Kudou Touka! La chica
más linda del mundo ha venido a verte una vez más.”
Touka.
La niña más linda del mundo —
mi hija — declaró con una sonrisa radiante.