CapÃtulo 1
Cadenas del pasado
Campos de pastoreo. Bosques frondosos. Hileras de rocas grises apiñadas en una cordillera. El agua clara de un rÃo reflejando la luz.
Nada parecÃa diferenciar esta tierra del mundo de arriba.
Nada... excepto el conejo del tamaño de una vaca con cuernos de unicornio que mordisqueaba la hierba, cazado por un león de dos cabezas con cuatro ojos fijos.
En lugar de animales normales, sólo las bestias más grotescas parecÃan vagar por el subsuelo.
Los rayos del sol azul caÃan sobre el mundo de los demonios. El héroe medio dragón Arian lo asimiló todo, maravillada por las vistas.
"Su sol no parece moverse", observó.
HabÃa pasado casi una hora desde que el Rey Demonio los teletransportó lejos de un ataque mortal perpetrado por la Diosa Elazonia. El sol no se habÃa movido en el cielo desde que habÃan llegado.
"¿Tal vez la noche nunca cae en este mundo?"
Si el sol nunca se pone, ¿cómo marcan el final del dÃa? se preguntó Arian.
Caminando a su lado, Celes, la doncella elfa oscura, le dio una respuesta: "El sol azul se desvanece al mismo tiempo en que la luna aparece en la superficie".
"¡¿Qué?! ¡¿El sol se apaga?!"
"SÃ. Es casi de noche".
"Vaya. Eso es muy extraño".
Arian no podÃa entender cómo podÃa ocurrir eso.
"Como demonio, me alarmé al ver que el sol se movÃa en el cielo".
Celes entrecerró los ojos, recordando con cariño su primera vez en la superficie.
"Su cielo cambia de colores: del blanco al azul y al rojo, antes de desvanecerse al negro. Por la noche, el tenue resplandor de la luna y las estrellas rompen la oscuridad... Nunca olvidaré cuando lo vi por primera vez".
"Eso fue inesperadamente poético".
"¡Que grosera! Es como si esperaras menos", espetó Celes, mirando por encima del hombro.
Shinichi Sotoyama solÃa aprovechar cualquier oportunidad para hacer un chiste.
Sin embargo, el sucio consejero del Rey Demonio estaba cabizbajo, acunando a una joven en sus brazos. No parecÃa que hubiera procesado una sola palabra de su conversación.
"…..."
Celes optó por permanecer en silencio, porque sabÃa de esa niña creada por la Diosa Elazonia.
"Shinichi…..."
Arian no tenÃa ni idea de quién era. Se morÃa por averiguarlo, pero la expresión solemne de los ojos de Shinichi le decÃa lo suficiente: Esta persona significaba el mundo para él.
Estaba demasiado asustada para saber la respuesta.
Encabezando el grupo estaba la esposa del Rey Demonio, Regina, llevando a Rino, que habÃa llorado hasta quedarse dormida. Un silencio incómodo se apoderó de ellos.
"Ahà está mi casa", anunció ella.
Arian miró hacia arriba y vio un castillo del tamaño de una montaña que se alzaba sobre ellos.
Al mirarlo más de cerca, parecÃa estar tallado en una sierra[1] rocosa ── era una fortaleza de montaña en todo el sentido de la palabra. En comparación, hacÃa que el castillo familiar del Señor de los Demonios pareciera una choza.
"Vaya...", susurró Arian con asombro.
"Mi marido insistió en hacer 'el mejor hogar para nuestro hijo' cuando se enteró de mi embarazo. No me escuchó cuando le dije que no lo necesitábamos, e hizo esta cosa", explicó, agotada.
El tamaño del castillo parecÃa simbolizar el amor del Rey Demonio por su hija.
Regina debÃa de saberlo, porque no parecÃa demasiado molesta.
"Creo que nos hemos relajado lo suficiente. Volemos el resto del camino", sugirió, lanzando un hechizo para flotar en el cielo.
Celes la siguió, lanzando Fly sobre ella misma, Arian y Shinichi, que seguÃa aferrándose a la niña.
"Nos adelantaremos. Nos vemos allÃ", dijo Regina al resto de los demonios.
"Entendido, oink", gruñó Sirloin, viéndola volar hacia el castillo.
Al emprender el vuelo, Arian miró hacia las colinas, donde la ciudad del castillo se extendÃa frente a ellos.
"No puedo creer que haya tantos demonios..."
Orcos y Minotauros familiares circulaban por las calles. Hombres lagarto y lamias se bañaban en el rÃo. Goblins y Kobolds discutÃan frente a los puestos del mercado.
Repletas de demonios, las calles parecÃan estar pavimentadas al azar, a diferencia del entramado urbano de la Ciudad Santa, sede de la Catedral de la Diosa Elazonia. Eran casi caóticas pero rebosaban de vida, lo que hizo sonreÃr a Arian.
Un grupo de niños arpÃa se fijó en ellos y se acercó al cielo.
"¡Lady Regina!"
Sus gritos de felicidad atrajeron la atención de los demonios de las calles. Cuando vieron que el sol azul bailaba sobre su pelo azul, soltaron una fuerte ovación.
"¡Bienvenida a casa, Lady Regina!"
"¿A quién ha golpeado esta vez?"
"¡Lucha contra mà la próxima vez!"
"No lo hagas. Te matará con su meñique otra vez".
La saludaron, rugiendo de risa. Sus ojos comunicaban su respeto por su fuerza y ardÃan en deseos de superarla algún dÃa.
"Te veneran", comentó Arian.
"Porque soy fuerte", respondió Regina, devolviendo el saludo.
Aterrizaron en la cima, que estaba convertido en el piso más alto del castillo.
"Rino. Estamos en casa". Despertó suavemente a su hija en brazos.
Rino se frotó los ojos, pegajosos por las lágrimas secas.
"Hmm... ¿Mamá?... ¡Ah! ¿Papá──?"
"Lo sé. Cálmate. Puedes ponerme al corriente". Regina le acarició el pelo para evitar que rompiera a llorar de nuevo.
Invitó a los demás a entrar en el salón. Sólo Shinichi no intentó entrar, deteniéndose frente a la puerta.
"...Lady Regina, lo siento. Vayan sin mÃ".
"¿Hmm?"
"...Necesito un tiempo para pensar a solas", admitió débilmente, contemplando el rostro de su amiga de la infancia dormida en sus brazos.
Al ver su expresión, Regina no le presionó al respecto, sino que le señaló el pasillo.
"Puedes usar la habitación de invitados de allÃ".
"Lo siento…..." Shinichi se disculpó de nuevo antes de desaparecer por el pasillo.
Suspiró al cerrar la puerta del salón. "No sé qué ha pasado, pero es una pobre excusa para un hombre".
Los demonios valoraban la fuerza por encima de todo, por lo que no podÃa evitar sentirse molesta por su estado actual.
Sin embargo, las tres doncellas salieron inmediatamente en su defensa.
"¡Shinichi no es patético!" gritó Arian.
"¡Ah, s-sÃ! ¡Él es realmente genial y amable!" añadió Rino.
"Insisto en que se abstenga de descartarlo sin conocer sus circunstancias", advirtió Celes.
Amonestada tanto por su gentil hija como por su obediente alumna, Regina abrió los ojos. No tardó en leer entre lÃneas. Las comisuras de sus hermosos labios se curvaron.
"Oh-ho. Ya veo. Parece que ha habido algunas... novedades durante mi ausencia".
"...¿Mi Señora?"
Celes se dio cuenta de su error un momento demasiado tarde.
Regina liberó a su taciturna alumna de su mirada, inclinando la cabeza hacia todos ellos.
"Tienen razón. Fue descortés hablar a sus espaldas sin saberlo todo. Perdónenme".
"DeberÃamos disculparnos por levantar la voz", replicó Arian.
"No quiero que digas nada malo sobre Shinichi, mamá..."
"Lo sé. Lo entiendo". Regina pasó los dedos por el pelo de su hija.
Hablando del diablo, dejó que sus labios se extendieran en una sonrisa malvada como la sonrisa caracterÃstica de Shinichi.
"¿Qué tal si me pones al dÃa sobre él?"
"¡Por supuesto!"
"...¿Erm?" Arian no parecÃa estar del todo contenta.
Revelar todo sobre Shinichi darÃa una prueba verbal de los acontecimientos que habÃan ocurrido entre ellos. PodrÃa incluir la vergonzosa forma en que se habÃan conocido: Él habÃa presenciado su cuerpo desnudo atacado por una baba y habÃa lamido las escamas de su garganta. No pudo evitar preocuparse de que cada pequeño secreto saliera a la luz.
"...¿Celes?" Arian miró a la doncella en busca de ayuda.
"...Ahórratelo". Ella parecÃa impotente, negando con la cabeza.
Puede que Celes fuera uno de los demonios más inteligentes, uno que intentaba resolver todo con el poder bruto, pero estaban tratando con Regina ── su maestra.
En intelecto, retórica y fuerza fÃsica, Regina estaba por encima de todos ellos.
"Continúa. Cuéntame todo".
"Eh, n-necesito ir al baño..."
Al ver el brillo del interés en los ojos de Regina, Arian intentó escabullirse del salón. Sin embargo, la puerta estaba cerrada con Hard Lock, que la sellaba con fuerza. No se movÃa ni siquiera cuando ella empujaba y tiraba.
"¿Qué está pasando?", gritó, empezando a sentir pánico.
Regina se rió bajo su pelo azul. "¿No lo sabes? Es inútil huir de la esposa del Rey Demonio".
"¡Eek──!"
"¿Qué pasa?", preguntó Rino.
A diferencia de las otras dos, ella no tenÃa nada de qué avergonzarse.
Bajo la apariencia de una total transparencia, comenzaron a divulgar sus más profundos y oscuros secretos.
[1] SB: Una región llena de montañas ya depende de que tipo de montañas si llenas de plantas o solo son como el desierto xD